El bolillo, un pan blanco crujiente por fuera y suave por dentro, es un elemento fundamental en la gastronomía mexicana. Su historia se remonta a la época de la Colonia, cuando los españoles introdujeron el trigo y las técnicas de panificación en México. Sin embargo, la forma y el nombre del bolillo tienen una historia más reciente y fascinante.

Introducción del Trigo:

Durante la Conquista, los españoles trajeron el trigo a América, lo que marcó el inicio de la panificación con este cereal en México. Existen relatos de que un esclavo de origen africano llamado Juan Guerrero, habría encontrado entre el arroz tres granos de trigo que plantó, de los cuales sólo germinó uno.

Influencia Francesa:

La forma del bolillo que conocemos hoy en día se popularizó durante el Porfiriato, un período de gran influencia francesa en México.

Se atribuye a Camille Pirotte, un panadero francés que llegó a México durante la intervención francesa, la introducción de la técnica para hacer el bolillo.

Camille Pirotte, panadero del emperador Maximiliano, fue encargado de enseñar a las tropas de Guadalajara cómo hacer pan.

Debido a que regalaba el pan que le sobraba, la gente lo llamaba “birote”, una forma de pronunciar su apellido.

Popularización:

A lo largo del siglo XX, el bolillo se convirtió en un pan básico en la dieta mexicana, presente en desayunos, comidas y cenas.

Su versatilidad lo ha hecho un ingrediente esencial en una gran variedad de platillos, como las tortas, los molletes y las guacamayas.

Datos Interesantes:

El nombre “bolillo” podría derivar de la palabra “bollo”, que se refiere a un panecillo redondo.

En algunas regiones de México, el bolillo se conoce como “birote”, especialmente en Guadalajara, debido a la influencia de Camille Pirotte.

El pambazo, se considera un ancestro del bolillo.

El bolillo es mucho más que un simple pan; es un símbolo de la rica historia y la diversidad culinaria de México.

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